(foto 1) Venga usted y mire, lleva encendida 10 días, desde que algún graciosill@ hizo caso de los consejos de Confucio...
...todavía en la calle..
(foto 2) Vea, vea, hasta las paredes han perdido el color...
...la exasperación va in crescendo...
(foto 3) sí, sí, esta es la que me mantiene en vela toda la noche...me gusta estar despierto hasta altas horas, pero también necesito descansar...por Dios, este insomnio me está matando!!!
EPÍLOGO
Cálmese señor, encontraremos una solución, no se enfade usted tanto... ...y sin ánimo de ofenderle, permítame recordarle que nunca hay que señalar con el dedo.
Cuando, al fin, se hizo de noche, resultó más angustioso e insultante el bullicio interior de verbenas, de desfiles militares, de charangas callejeras, de mimos simulando a Julio César encerrados en el interior de aquella casa de Ancient City, que fue gualda en aquella amanecida.
Por eso, desde fuera, alguien se encargó de llamar al hombre (que hoy ya sólo es sombra de sí mismo) para que, cumpliendo con su oficio, levantase su dedo de acusar contra la rebelde farola, aún encendida
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INTRODUCCIÓN
...desde el interior de la casa...
Apagar esa maldita luz, así no ha quién duerma!!!
...al cabo de un rato, en la calle...
(foto 1)
Venga usted y mire, lleva encendida 10 días, desde que algún graciosill@ hizo caso de los consejos de Confucio...
...todavía en la calle..
(foto 2)
Vea, vea, hasta las paredes han perdido el color...
...la exasperación va in crescendo...
(foto 3)
sí, sí, esta es la que me mantiene en vela toda la noche...me gusta estar despierto hasta altas horas, pero también necesito descansar...por Dios, este insomnio me está matando!!!
EPÍLOGO
Cálmese señor, encontraremos una solución, no se enfade usted tanto...
...y sin ánimo de ofenderle, permítame recordarle que nunca hay que señalar con el dedo.
Cuando, al fin, se hizo de noche, resultó más angustioso e insultante el bullicio interior de verbenas, de desfiles militares, de charangas callejeras, de mimos simulando a Julio César encerrados en el interior de aquella casa de Ancient City, que fue gualda en aquella amanecida.
Por eso, desde fuera, alguien se encargó de llamar al hombre (que hoy ya sólo es sombra de sí mismo) para que, cumpliendo con su oficio, levantase su dedo de acusar contra la rebelde farola, aún encendida
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