CARTA DE CALIPSO, NINFA, A ULISES, REY DE ÍTACA - ANTONIO TABUCCHI, IN MEMORIAM
CARTA DE CALIPSO, NINFA, A ULISES, REY DE ÍTACA - ANTONIO TABUCCHI, IN MEMORIAM, a photo by juanluisgx on Flickr.
Este es el primer texto que leí de Antonio Tabucchi, hace unos cuantos años, y casi unas cuantas vidas, por recomendación de un compañero de entonces.
Hoy falleció en Lisboa, Antonio Tabucchi... que la tierra le sea leve...
CARTA DE CALIPSO, NINFA, A ULISES, REY DE ÍTACA
"Violetas y túrgidos como carnes secretas son los cálices de las flores de Ogigia; lluvias ligeras y breves, tibias, alimentan el verde lúcido de sus bosques; ningún invierno enturbia las aguas de sus riachuelos.
Ha transcurrido un abrir y cerrar de ojos desde tu partida que a ti te parece remota, y tu voz, que desde el mar me dice adiós, hiere todavía mi oído divino en este infranqueable ahora mío. Miro cada día al carro del sol que corre en el cielo y sigo su recorrido hacia tu accidente; miro mis manos inmutables y blancas; con una rama trazo un signo en la arena, como la medida de una cuenta vana, y después lo borro. Y los signos que he trazado y borrado son millares, idéntico es el gesto e idéntica la arena, y yo soy idéntica. Y todo.
Tú, por el contrario, vives el cambio. Tus manos se han hecho huesudas, con los nudillos sobresalientes, las sólidas venas azules que las recorrían en el dorso se han ido pareciendo al cordaje nudoso de tu nave; y si un niño juega con ellas, las cuerdas azules escapan bajo la piel y el niño ríe y mide contra tu palma la pequeñez de su pequeña mano. Entonces tú lo bajas de tus rodillas y lo depositas en el suelo, porque te ha alcanzado un recuerdo de años lejanos y una sombra te ha pasado por el rostro: pero él grita regocijado a tu alrededor y tú enseguida lo vuelves a recoger y lo sientas en la mesa frente a ti; algo profundo e inefable sucede y tú intuyes, en la transmisión de la carne, la sustancia del tiempo.
Pero ¿de qué sustancia es el tiempo? ¿Y dónde se forma, si todo está ya establecido, es inmutable, único? Por la noche contemplo los espacios entre las estrellas, veo el vacío sin medida, y lo que a vosotros los humanos arrastra y arrebata, aquí es un momento fijo carente de inicio y final.
¡Ah, Ulises, poder escapar de este verde perenne! ¡Poder acompañar las hojas que caen amarillentas y vivir con ellas el momento! Saberme mortal.
Envidio tu vejez, y la deseo: y ésta es la forma de amor que siento por ti. Y sueño otra yo misma, vieja y canosa, y caduca; y sueño con sentir las fuerzas que me disminuyen, con sentirme cada día más cerca al Gran Círculo en el cual todo vuelve a entrar y girar; con dispersar los átomos que forman este cuerpo de mujer que yo llamo Calipso. Y, sin embargo, continúo aquí, mirando el mar que se despliega y se retira, sintiéndome su imagen, sufriendo este cansancio de ser que me consume y que jamás se apagará, y el vacuo terror de lo eterno."
Antonio Tabucchi, 1943-2012
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